Corriendo van las gentes para verte
subir hasta el Calvario, malherido,
con la túnica rasgada por vestido,
al encuentro ya cercano de la muerte.
Nadie tiene el valor de defenderte,
de soportar contigo lo sufrido,
de levantar la cruz si te has caído,
compartiendo los dos la misma suerte.
Por caminos sembrados de dolores
lágrimas de la Madre derramadas,
brotando por tu amor como las flores.
Un cruce repentino de miradas
para decirle: ¡No, por mí no llores!
Y al fondo, las tres cruces preparadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
comentar